El cacao era cultivado y consumido por los antiguos mayas. En su cascarilla se hallan las principales propiedades terapéuticas y medicinales. Dicha infisión aporta el perfume del cacao, es digestiva, tonifica los intestinos (gracias al tanino y otras sustancias amargas que posee), estimula el apetito. Además de ser rico en magnesio, ácidos oleico y linoleico, vitaminas y pectinas, la cascarilla del cacao es rica en teobromina que le confiere sus virtudes más relevantes, siendo un excelente aliado en caso de cuadros inflamatorios y de retención de líquidos, deficiencia de magnesio, debilidad y diarreas (elimina las bacterias patógenas intestinales).
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